DON ENRIQUE
TEJERA P.
MI AGRADECIMIENTO PERSONAL.
(ESPECIAL)
Biológicamente, más que aceptable. Emocionalmente,
difícil de aceptar. No ha de extrañarnos lo que le puede acontecer a un hombre
de tan longeva edad, lo que si extrañaremos es al hombre en particular a quien
le aconteció.
Habrá ya muchas citas y anécdotas extraordinarias de quien en tan larga y prolífica vida, ejemplarizó y demostró hasta dónde puede llegar un venezolano si se lo propone. Un ejemplo de vida que ennoblece y da al traste con la carestía de valores, ¡si de valores! de los venezolanos de nuestro tiempo.
Todos aquellos que tuvimos el honor de disfrutar algunas horas de tertulia con aquel caballero de modales atentos y viriles, de una inteligencia sencilla y profunda a la vez, característica del hombre de talento. Del hombre que conoce el pulso de la sociedad y del ser humano, del que nunca aprovecho su talla moral e intelectual para beneficios personales, ni supo de la arrogancia propia del mediocre que se esconde en linajes, riquezas o cargos. Sino que le dedico su vida a visualizar esa Venezuela posible, tantas veces truncada por la conducta irresponsable del populismo criollo, del pasado y del presente.
No puedo ni debo hacer panegíricos, pues su memoria me lo reprocharía, debo solo expresar mi afecto y agradecimiento desde este modesto espacio de opinión, influido quizás por esas cortas conversaciones, en la que aprendí tanto de la naturaleza humana y de la política como compromiso de ayudar a sus semejantes. Con la mirada hacia el país responsable, digno y laborioso, pero a la vez con la tenacidad de luchar contra la lacra de la ambición desmedida y el de la falsedad de la ideologías radicales.
Allí, en ese espacio de coincidencia que la providencia me obsequio en el 2012 en el denominado “frente anticomunista” donde tuve el honor y la emoción sincera de conocerle y acompañarlo en un periplo de 5 estados, para decirle a los venezolanos, yo por primera vez, el por enésima vez, la importancia de los valores de la democracia y de la libertad y de la lucha contra el atraso, la mentira y el comunismo, ese que ya asomaba su rostro perverso, ese que hoy nos humilla y nos destruye como sociedad.
Pensaba, como es posible que un hombre de 94 años, tenga el guáramo de hablarle claro al país, mientras una variedad de fantoches de renombre y líderes políticos trashumantes, negocian con el gobierno y otros obtienen prebendas. Indignas algunas, inaceptables todas, para el carácter y la moral de este reciente amigo que siempre los comentaba entre los espacios que tuvimos en las giras.
¿Cómo se logra Don enrique, poder llegar a convencer? ¿Cómo podemos decirle a la gente el camino perverso hacia dónde va el país? ¿Cómo se trasciende para lograr esos objetivos? ¡César, conocimiento, perseverancia, tolerancia, pero mucha tenacidad, sin traicionar ni mentir, sin apartar los valores esenciales del hombre o del que pretende honradamente mejorar la sociedad donde vive! Me quedo aquello grabado más por la fuerza moral del interlocutor, que por el sentido mismo de las palabras.
Un agudo humor, que solo la verdadera humildad puede albergar. Ante la pregunta indiscreta de cómo se hacía para llegar a esa edad, me refería: César, me alimento bien, eso si mis vitaminas todos los días….luego con una picara pausa concluía: pero el gran secreto es el de tener “padres longevos”….y la risa llegaba ante tan ingeniosa respuesta, haciéndome sentir que aquel hombre de tanto prestigio, de tan dilatada y exitosa trayectoria, era un venezolano de pura cepa, tan sencillo y cordial como el que más….¡Que honor haberle conocido. No lo defraudaré amigo ¡seguiré luchando hasta el final! "
Habrá ya muchas citas y anécdotas extraordinarias de quien en tan larga y prolífica vida, ejemplarizó y demostró hasta dónde puede llegar un venezolano si se lo propone. Un ejemplo de vida que ennoblece y da al traste con la carestía de valores, ¡si de valores! de los venezolanos de nuestro tiempo.
Todos aquellos que tuvimos el honor de disfrutar algunas horas de tertulia con aquel caballero de modales atentos y viriles, de una inteligencia sencilla y profunda a la vez, característica del hombre de talento. Del hombre que conoce el pulso de la sociedad y del ser humano, del que nunca aprovecho su talla moral e intelectual para beneficios personales, ni supo de la arrogancia propia del mediocre que se esconde en linajes, riquezas o cargos. Sino que le dedico su vida a visualizar esa Venezuela posible, tantas veces truncada por la conducta irresponsable del populismo criollo, del pasado y del presente.
No puedo ni debo hacer panegíricos, pues su memoria me lo reprocharía, debo solo expresar mi afecto y agradecimiento desde este modesto espacio de opinión, influido quizás por esas cortas conversaciones, en la que aprendí tanto de la naturaleza humana y de la política como compromiso de ayudar a sus semejantes. Con la mirada hacia el país responsable, digno y laborioso, pero a la vez con la tenacidad de luchar contra la lacra de la ambición desmedida y el de la falsedad de la ideologías radicales.
Allí, en ese espacio de coincidencia que la providencia me obsequio en el 2012 en el denominado “frente anticomunista” donde tuve el honor y la emoción sincera de conocerle y acompañarlo en un periplo de 5 estados, para decirle a los venezolanos, yo por primera vez, el por enésima vez, la importancia de los valores de la democracia y de la libertad y de la lucha contra el atraso, la mentira y el comunismo, ese que ya asomaba su rostro perverso, ese que hoy nos humilla y nos destruye como sociedad.
Pensaba, como es posible que un hombre de 94 años, tenga el guáramo de hablarle claro al país, mientras una variedad de fantoches de renombre y líderes políticos trashumantes, negocian con el gobierno y otros obtienen prebendas. Indignas algunas, inaceptables todas, para el carácter y la moral de este reciente amigo que siempre los comentaba entre los espacios que tuvimos en las giras.
¿Cómo se logra Don enrique, poder llegar a convencer? ¿Cómo podemos decirle a la gente el camino perverso hacia dónde va el país? ¿Cómo se trasciende para lograr esos objetivos? ¡César, conocimiento, perseverancia, tolerancia, pero mucha tenacidad, sin traicionar ni mentir, sin apartar los valores esenciales del hombre o del que pretende honradamente mejorar la sociedad donde vive! Me quedo aquello grabado más por la fuerza moral del interlocutor, que por el sentido mismo de las palabras.
Un agudo humor, que solo la verdadera humildad puede albergar. Ante la pregunta indiscreta de cómo se hacía para llegar a esa edad, me refería: César, me alimento bien, eso si mis vitaminas todos los días….luego con una picara pausa concluía: pero el gran secreto es el de tener “padres longevos”….y la risa llegaba ante tan ingeniosa respuesta, haciéndome sentir que aquel hombre de tanto prestigio, de tan dilatada y exitosa trayectoria, era un venezolano de pura cepa, tan sencillo y cordial como el que más….¡Que honor haberle conocido. No lo defraudaré amigo ¡seguiré luchando hasta el final! "
"Adhuc Stantes"
César
Guillén Citterio.