No existe un parámetro de referencia para evaluar la magnitud del daño perpetrado por el esquizofrénico, Hugo Chávez Frías en las Fuerzas Armadas Nacionales. Pero sí observamos sus consecuencias; les cambio el nombre, las degrado, las deterioró, las politizó y las sometió al escarnio público adoptando la consigna: Patria, Socialismo ó Muerte. Hoy, si sus miembros permiten que la conviertan en Fuerza Bolivariana, estarían cometiendo la mayor de las ingratitudes con la Institución, y el cuerpo castrense del País, en forma de “milicias,” no tendría razón de ser.
En 1992, actuando como Jefe de la División de Búsqueda y Salvamento (SAR) del MTC, el intentar reducir el numero de tripulantes, nos trajo muchos inconvenientes. En la nomina habían 36 pilotos para volar, un avión. Sincerar el requerimiento mínimo, nos condujo por el calvario de enemistades con algunos integrantes de la FAV activos y retirados, que incorporaban a sus hijos y familiares, “becados en la nomina del SAR.” Pero nuestro compromiso no era con ellos, sino con el juramento ante la Patria, no nos importó su censura y tomamos la medida. Se redujo el personal de 12O a 70 funcionarios y bastó esta razón para que el clientelísmo político manifestara la zancadilla, la presión y la trampa para etiquetarnos como: “militares invasores”
En 1994, fuimos designados para ocupar el cargo de Director de Aeronáutica Civil del MTC.Consideramos que no debíamos regresar a dicho Ministerio, pero lo exigía la contribución de la Fuerza Aérea con el Estado. No importaba nuestro sacrificio, nos dijeron en el Alto Mando y salimos de nuevo al MTC. Después de permanecer mas de dos meses asistiendo a la Dirección General Sectorial de Transporte Aéreo, el ciudadano General Director, nos informo que a fin de prevenir una crisis de los gremios aeronáuticos, por razones de “alta política,” el ministro Ciro Zaa, había decidido, no juramentarnos en el cargo. Se argumentaba presunta “militarización.” Nuestro retorno a la FAV reafirmaba que los intereses de la Nación estaban primeros.
Hoy preguntamos ¿Donde están esos aguerridos sindicatos que defendían sus espacios laborales? ¿Dónde están los gremios que frenaban el “avance militarista” en la administración pública? ¿Los callaron? ¿Dónde están los funcionarios que veían a los militares como invasores, para forzar su regreso a los cuarteles? Somos partidarios de verlos, no para colocarles el hombro y llorar con ellos la tragedia de la Nación.
Estimamos conocer la actitud asumida ante la zaga izquierdista que se apoderó de las instituciones, invadió el Estado y militarizó el Sector Público. ¿Dónde los militares activos de la FAN que pasivamente ven desvanecerse la esencia del cuerpo castrense? Al final, ni propios ni ajenos se hacen eco de ningún argumento para detener los desmanes de Hugo Chávez Frías en la Administración Pública y la Fuerza Armada. Particularmente, hemos sufrido el rechazo de sectores “antimilitaristas.” Antiguamente en el MTC y en el pasado reciente en la USB y preferimos apartarnos. De lo que no nos separamos es de la lucha por la Defensa de Venezuela. No estamos llamados a retirarnos. La razón es simple. El Estado y sus nociones afines cambiaron, con el desgobierno revolucionario.
Hugo Chávez y sus Secuaces se hicieron dueños de la Nación. Herederos de la Patria. Pisatarios del Territorio. Amos del País y Apoderados del Patrimonio. A la par, pretenden ser los conductores de la raza, la religión, las costumbres y el folklore mediante una invasión sistemática de doctrina llamada Socialismo. Por lo antiguo y lo actual llegamos a una conclusión. En aquellos tiempos, no había ni militarismo ni militarización. “Eramos felices en Venezuela y no lo sabíamos,” como afirman muchos compatriotas. Quizás la mezquindad, la ambición, el amiguismo, el compadrazgo y la corrupción, de muchos de nuestros lideres civiles y militares, no nos permitieron expresáramos, mas allá de sus intereses particulares.
Hoy políticamente, se nos pretende imponer como líder a Hugo Chávez. Ese personaje, no pasa de ser el individuo que defecó en los Símbolos Patrios, para darle un matiz de revolución. Él considera apropiado escribir una Oda a Simón Bolívar que lo asocie con Carlos Mark, el Che Guevara y Fidel Castro, para modificar el Himno Nacional. Él instigó la adición de una octava estrella en nuestro tricolor, cuestión que no es otra cosa que el presagio de la implantación del comunismo en Venezuela. Por otra parte, en la nueva disposición del indómito caballo del Escudo Nacional, no se incorporó ningún efecto patriótico, sino el sentir del caudillo izquierdista. Esta medida produce tristeza y burla, por la expresión coloquial: “Ahora sabemos en que sentido corre el caballo del Escudo Nacional. Lo que no conocemos es hacia donde lo hace, el burro de Sabaneta”
Hugo Chávez sentó sus bases para tomar el “bastón de mando” como instrumento de poder de un teniente coronel, que avergüenza a los generales, pero no se imponen. Se disfraza de oficial del Ejército cada vez que se le viene en gana. Los altos jefes se lo permiten y nadie le pone freno. Pero ya veremos. Los miembros de la FAN no pueden quedarse inertes, pasivos y solapados. Chávez se escuda en ser un soldado, pelotero, campesino y patriotero con aires de grandeza, que desde una posición de izquierda se envalentona y esgrime en su visión un chabacano culto al Libertador, que señala que la espada de Bolívar, camina por América Latina. ¡Que vergüenza!
La gesta asesina de la Guerrilla Colombiana en el puesto fluvial de “Cararabo” por la muerte de nuestros soldados, nos induce a reafirmar que en la FAN a los Generales se le otorga el “sol de Cararabo.” La FAN debe administrarse bajo una política militar adecuada basada en la subordinación del poder militar al poder civil. Su verdadera esencia es el Estado y deben defenderlo del comunismo, sin dejar de considerar detener a aquel que las ultrajo y pretende convertirse en Rey, basado en su respaldo. La FAN no está para controlar la Administración Pública. Su misión es la Defensa de Soberanía del Estado. No es de Chávez, ni de Fidel, ni de Bolívar, ni de Baduel. Dejarlas adjetivar como “bolivariana” es una deslealtad y los militares activos no deben ser INGRATOS en aceptarlo, porque en forma de “milicias” la Nación, no la necesita.
Cita: “La ingratitud es el crimen más grande que pueden los hombres atreverse a cometer”
Simón Bolívar
Coronel (AV) Sammy Landaeta Millán
Caracas, 1° de Mayo de 2007.