DAVID ALANDETE - Washington - 07/08/2009
El Senado de EE UU confirmó ayer a Sonia Sotomayor, de 55 años, como la primera juez hispana en el Tribunal Supremo de EE UU, con el voto en bloque de la mayoría demócrata y el de nueve republicanos que ya habían anunciado previamente su apoyo a la candidata elegida por el presidente Barack Obama, en una decisión histórica para la comunidad latina, que ya supone casi el 15% de la población del país.
Sotomayor es la tercera mujer en ocupar un sillón en la máxima instancia judicial de EE UU. La nueva juez del Supremo disipó las dudas sobre su confirmación al salir indemne en su comparecencia ante el Comité de Asuntos Judiciales del Senado el mes pasado, en la que sorteó cualquier polémica y se retractó de haber dicho en un discurso en 2001 que una mujer "latina e inteligente" llegaría a "mejores conclusiones" que un hombre blanco.
El presidente Barack Obama compareció ante los medios minutos después del voto del Senado y alabó que "los principios que hacen única a América, la justicia, la igualdad y la oportunidad, hayan hecho posible que la juez Sotomayor haya recorrido este camino". "Hoy hemos roto otra barrera y estamos un paso más cerca de ser una Unión más perfecta", dijo Obama. Mañana tendrá lugar la ceremonia en que Sotomayor pronunciará el juramento de ingreso en el Tribunal, bajo la presidencia del juez John Roberts.
La juez contó finalmente con el apoyo de casi dos tercios de la cámara, 68 votos contra 31, con la única ausencia del demócrata Edward Kennedy, que está siendo tratado por un tumor cerebral. A pesar de reconocer lo impecable de su currículo -doctora en Derecho por la Universidad de Yale, juez en activo desde 1992-, un nutrido grupo de republicanos, entre ellos John McCain, se opuso a su confirmación por considerar que muchos de sus veredictos la convierten en una activista a favor de las minorías.
La más polémica fue una sentencia de 2008, emitida junto a otros dos jueces, en la que Sotomayor dio la razón al Ayuntamiento de New Haven, en Connecticut, por declarar inválido un examen para el cuerpo de bomberos local en el que no había logrado plaza ningún afroamericano. Entonces, Sotomayor expresó su convicción de que el gobierno local debía velar por la presencia de las minorías raciales en el sector público. Este mismo año, el Supremo del que ya forma parte invalidó aquella sentencia.
Otro punto de fricción con los conservadores fue la opinión que la jurisprudencia de Sotomayor refleja sobre el derecho a portar armas, amparado por la segunda enmienda a la Constitución. Este mismo año, Sotomayor formó parte de un comité judicial que emitió la opinión de que la enmienda sólo atañe a las acciones de la Administración federal, y que cada Estado tiene la potestad de regular independientemente sobre la tenencia de armas de fuego. La influyente Asociación Nacional del Rifle se opuso a su confirmación.
"Aún se niega a reafirmar lo que dice claramente la segunda enmienda, como un derecho fundamental para todos los americanos", dijo de ella el senador republicano Jim Demint, que votó en contra de confirmarla. "Y en el asunto del aborto, habla del derecho constitucional de una mujer a acabar con un niño, algo que no está escrito en nuestra Constitución". El también republicano Orrin Hatch dijo sentir el tener que votar que no. "Pero creo que estoy haciendo lo que es justo y honroso", añadió.
Sotomayor no necesitó ayer sus votos. En total, nueve republicanos habían anunciado que le iban a dar su apoyo, entre ellos los más moderados de la bancada, como Olympia Snowe, de Maine, y el único latino republicano en la cámara, el senador de origen cubano Mel Martinez, de Florida. "No comparto la opinión de la juez Sotomayor en muchos asuntos", dijo ayer Martinez, "pero son probablemente menos asuntos de los que me separarán de otros jueces que conoceré en el futuro".