Historia y Tradición
Profética Carta de Jamaica
Eumenes Fuguet Borregales (*)
Procedente de Cartagena Bolívar llegó a Kingston el 14 de mayo de 1815; pasará siete meses desterrado, casi sólo y sin recursos económicos. A Doña Gertrudis Toro le escribe: “Yo no tengo nada, lo poco que traje lo he repartido entre mis compañeros de suerte”. Uno de los pocos que le tienden la mano es el comerciante escocés Maxwell Hyslop radicado en Jamaica. De los diez mil documentos conocidos del Libertador, siete son los estelares, uno de ellos es la profética Carta de Jamaica, contestación de una misiva recibida el 29 de agosto del comerciante Henry Cullen, quien le había presentado un cuestionario. El histórico documento fue escrito el 6 de septiembre del mismo año, en el cual expone su criterio sobre la situación americana pasada y actual, y su concepto sobre el porvenir de los pueblos. El escrito presenta un definido valor sociológico, de alto contenido político, militar y visionario; el Libertador expone a la vez sus perspectivas llamadas proféticas, que se cumplirían a corto, mediano y largo plazo. Escribió: “le presentaré tan solo las ingenuas expresiones de mis pensamientos”. Visualiza la unión de países, materializado con la creación de la República de Colombia el 17 de diciembre de 1819, conocida como la Gran Colombia o Colombia La Grande. En la carta manifiesta: “Yo deseo más que otro alguno, ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”. Se anticipa once años a la realización del Congreso Anfictiónico de Panamá, reunido desde el 22 de junio al 15 de julio de 1826, cuando escribe: “Ojalá algún día tengamos la fortuna de instalar en Panamá un augusto Congreso de los representantes de las repúblicas”. “De unirse la Nueva Granada con Venezuela, la capital podría ser Maracaibo o una nueva ciudad con el nombre del Padre Bartolomé de Las Casas, el filántropo sacerdote”. Explicaba que la lucha emancipadora no había logrado sus fines por la falta de recursos económicos y de ayuda exterior, especialmente de Inglaterra que se niega a enviar armas. El conflicto por lograr la independencia se transformó en una guerra civil, con marcado tinte racista; Boves había logrado convencer a los pardos, de que los verdaderos enemigos eran los blancos criollos, a quienes había que destruir para distribuirse las tierras y riquezas. Los pueblos no sentían el aprecio a la libertad y se conformaban con vivir bajo el régimen colonial. Plasmó en su documento que: los hermanos del norte, se han mantenido inmóviles espectadores en esta contienda. Los jefes enviados por los españoles solo destrozaban al pueblo; Sin duda Bolívar ratifica el infortunio de Venezuela de vivir en un estado belicoso. Provincias pequeñas como Panamá y Santa Marta y toda Centroamérica deberían ser más importantes para los españoles, pues éstas representan un gran potencial en el futuro, si esas naciones logran la independencia y un desarrollo de su economía, tienen el potencial geográfico para ser una república muy rica. Visualizaba la posibilidad de la construcción de un canal interoceánico, que conectaría el océano pacifico con el atlántico. Las islas más grandes del Caribe, son estas, en las que los españoles están más afianzados, pero acaso estas islas no quieren la independencia. No creía conveniente para Venezuela la implementación de sistemas como el federal y el monárquico, exhortaba a no caer en sistemas de anarquía totalitaria. El resto de Europa ve con asombro las acciones tomadas por España, ya que estos países poseen colonias en América, pero sin embargo, no agreden tan fuertemente a sus pueblos, no quieren perder esas colonias, pero no ocasionan tanto daño en sus pueblos. Bolívar expresaba que cuando los pueblos americanos se liberen de los españoles, será un nuevo renacer para la vida política y social de dicha república. La unión que ha mantenido la provincia de Chile y Buenos Aires ha sido vital para la batalla de independencia de ambas provincias. Exhorta a los mexicanos a no dejarse llevar por los tiranos y se refiere a Centroamérica como un territorio feliz. Culmina su reflexión con una imprecación que repetirá hasta su muerte como es la unión, porque Dios sostiene la justa causa de los americanos y les concederá la independencia. Culmina la contestación: “Tales son señor las observaciones y pensamientos que tengo el honor de someter a usted, para que las rectifique o deseche según su mérito”. La histórica Carta de Jamaica fue traducida al inglés por el general canadiense John Robertson (1767-1815), quien por cierto escribió la primera biografía que se conoce de nuestro Libertador.
Gral. de Bgda.