28 de octubre de 2012 19:12
A
RAFAEL RAMON VASQUEZ DAVILA
(Cielito Lindo)
“Y Jesús se echo a llorar”
(Juan 11:35)
De
carácter fuerte, luchador, emprendedor con voz de mando y decidida. Sombrero
pelo e guama de medio lado, pantalones tipo padrino, camisa blanca y zapatos
estilo “mocazine” hacían la diferencia
entre los hombres del lugar. De buena labia, enamorador y carismático. No le temía
al trabajo fuerte. En su vida enfrento
muchas dificultades superadas desde su infancia. Tuvo la capacidad de enfrentar
la pobreza y salir adelante. A pesar de su avanzada edad mostraba agilidad en
su andar y habilidad para recordar y dirigir los asuntos de su interés.
Bromista,
parte del folklore e inventor de juegos como la carrera de cintas. Fue el
primer jinete del pueblo y formaba parte de la cultura y tradición de Calderas,
pequeña población del estado Barinas. Humanitario por demás, creía
profundamente en Dios e allí su don de buen samaritano que nos permitió reconocer
su dignidad como persona, aunque la enfermedad haya alterado su
existencia.
Don
Rafael dejo de existir el día 29 de septiembre de este año. Curiosamente expiro
el día del reposo del Señor, bendito y santificado (sábado) (Éxodo 20:8) y su
sepelio el día de la luz (Domingo).
Por
la importancia de este personaje y los hechos relatados aquí fue muy poca la asistencia a sus exequias,
sin contar lo accidentado de esos días: El
ultimo novenario como es tradición en este pueblo debía llevarse a cabo una
misa la cual no sé por qué razones se obvio el toque de campanas y no pudo ser
realizada por el sacerdote del lugar a la hora indicada, y fue reemplazado por
un diacono; horas más tarde el sacerdote
se dirigió al lugar de la novena y la realizo. Antes de cumplir el mes tampoco en
la misa de indulgencias hubo toque de campanas. Más aun al cumplirse el mes de su partida la
misa siendo obligatoria por tradición no
se pudo realizar ese día, debido a serios compromisos del sacerdote.
Aunque
fue solo un año el privilegio de
conocerle, disfrute de su compañía compartiendo gratos momentos. Hoy me siento profundamente agradecido de haber
servido a tan noble compañero y amigo.
La conclusión es que para mi querido suegro conocido
cariñosamente como “Cielito Lindo” las campanas que no sonaron en su pueblo repicaron
en el cielo anunciando su llegada a las moradas celestiales del Señor. Paz a
sus restos.
¡La
oración! No la dejes nunca por nada. Ella da brillo a tus ojos, ardor a tu
corazón, fuerza a tu voluntad. Persevera todos los días, sin desistir y Dios te
escuchará.
Afectuosamente,
Imperfecto.
VINICIO
GUERRERO MENDEZ