Venezolano se escribe
con “V” de víctima
José Vicente Carrasquero A.
Me encuentro escribiendo mi artículo
semanal. En la pantalla de la computadora me aparece el aviso de Twitter que
notifica el artículo de este domingo de Leonardo Padrón. Le doy al link y sufro
la historia descrita por este insigne escritor que sabe como nadie retratar la
tragedia que viven muchos venezolanos. Es la desventura de Marcelo Cravato y el
artículo, si no la ha leído, lo encontrará en el siguiente enlace: http://www.el-nacional.com/opinion/Pais-carcel_0_947905446.html
Me vino a la memoria una conversación que
sostenía el viernes en la noche con un
distinguido profesor de ciencia política de la Universidad Carlos III. En mi
opinión, el académico español que mejor domina el tema venezolano. Más allá de
nombres y eventos, este apreciado amigo tiene una profunda comprensión del
momento político que vive nuestro país.
Le decía al colega que él debía ver a los
venezolanos como víctimas de un gobierno que decidió desde que llegó al poder
dividirnos entre buenos y malos. Los que lo seguían y quienes le adversaban.
Para los primeros, mientras se pudo, algunos privilegios para los segundos
persecución y ausencia absoluta de a quien recurrir ante las permanentes
injusticias de un régimen que parece estar administrado por un ejército de
ocupación más que por compatriotas.
Desde que el chavismo llegó al poder, los
venezolanos en general han estado sometido a unos niveles de violencia nunca
vistos. Una que se manifiesta de maneras diversas. Baste decir que desde 1999
hasta hoy en Venezuela han ocurrido más de doscientos mil asesinatos. Según
estudios muy serios del Observatorio Venezolano de la Violencia, más del
noventa porciento de esos crímenes han quedado impunes.
A estas doscientas mil víctimas de la
violencia criminal permitida y muchas veces fomentada por el gobierno chavista,
se suman las personas que han quedado lisiadas o perjudicadas física y/o
psicológicamente por unos depredadores que solo ven en sus semejantes presas de
las cuales vivir y saciar su sed de asesinar. Es muy sospechoso que el gobierno
se haya mostrado crecientemente incapaz e indolente ante el auge de los
asesinatos.
Como con un fuero especial, los
delincuentes han incrementado el número de secuestros. Yo mismo fui víctima de
uno en el que amenazaron con matarme muchísimas veces. La denuncia ante la
policía al final quedó solo como un asunto de trámite para que el seguro me
pagara el vehículo. Nadie investigó, nadie hizo averiguaciones posteriores.
Aun recuerdo la conversación con mis
captores. Desde el principio me llamaban profesor. Me preguntaron que por qué
criticaba tanto al presidente. Me contaron que ellos trabajaban pero que el
dinero no les alcanzaba para cubrir las necesidades de su familia. Que el
presidente había dicho que si la gente tenía necesidad podía robar. Por la
forma como se comunicaban entre ellos y como estaban vestidos, pienso que eran
policías. Muchos años después no he superado del todo el trauma, el único
aliciente es el haber sobrevivido.
La cantidad de víctimas de los gobiernos
del chavismo se cuentan por millones. Los de los últimos años han incluso llamado
la atención de los organismos internacionales. Muertes por enfermedades
erradicadas hace décadas como la malaria o la difteria. Muertes por cáncer de
niños que no pudieron ser tratados por la ausencia de medicinas y equipos
necesarios. Muertes diarias de personas que no consiguen el medicamento que le
controla la tensión o los niveles de azúcar en la sangre. Muertes por ataques
de epilepsia por ausencia de drogas adecuadas que además resultan muy baratas. Lo
más grave, personas que mueren de hambre en un territorio que flota sobre las
reservas probadas de petróleo más grandes del universo.
Son víctimas de este gobierno miles de
pensionados y jubilados que desde hace más de un año no reciben el dinero para
su manutención en el exterior. Un infame ministro se atrevió a decir que no
había ninguna deuda con este sector y que las trasferencias se habían
realizado. Son víctimas los estudiantes a los cuales se les autorizaron los
recursos para cursos en el extranjero y han tenido que organizarse para tratar
de sobrevivir. En contraste, cientos de boliburgueses exhiben groseramente sus
riquezas en el exterior. Alguno impúdicamente se deja ver en su camioneta
Mercedes Benz del año en la Gran Vía de Madrid.
Son víctimas de esta cúpula podrida
quienes esperan en largas colas en búsqueda de alimentos, quienes deben
presentar una partida de nacimiento para comprar pañales o leche materna. Son
víctimas los recién nacidos colocados en cajas cartón en un hospital al tiempo
que un desalmado gobernador chavista dice que eso se soluciona decorando la
cajita.
Son víctimas de la dictadura que nos
somete por la fuerza, ese ejército de presos políticos que pagan cárcel sin
condena, sin juicio, sin que les asista derecho alguno. El pecado de algunas de
estas personas fue haber ayudado a otro, o haberle ofrecido un poco de comida a
personas que protestaban. Uno de ellos se suicidó en una mazmorra del régimen
ante la impotencia por el irrespeto sus
derechos humanos.
Como si fuese poco, el aparato de medios
del gobierno es usado para tratar de someter al escarnio público a venezolanos
que se oponen a la dictadura. Los fanfarrones y payasos que dirigen estos
programas no tienen moral alguna para erigirse en críticos de nadie. Sin
embargo lo hacen, a pesar de estar señalados algunos de alcohólicos, drogadictos y otros de traficantes de drogas.
El venezolano es víctima de una terquedad
que se empeña en mantener un modelo económico empobrecedor y hambreador del pueblo.
Todo parece estar llegando a su final. En estos momentos hace falta mucha
sindéresis. Ojalá sepamos tenerla.