¡LA grave situación política de Venezuela! (I)
Enrique Prieto Silva
Lunes 19 de febrero
de 2024
He creído oportuno utilizar la técnica de la escritura en
primera persona, a los fines de exponer este tema que percibo de mucha
gravedad, a la vez que percibo también, la indiferencia como muchos venezolanos
lo afrontan, como si fuera una mera circunstancia de simple diatriba política,
sin percibir los efectos antipatria internacionales, que ponen en perjuicio
nuestra identidad y la libertad que recordamos y tanto pregonamos como
acontecer histórico exaltando al Padre de la Patria.
Digo esto, cuando al revisar muchas opiniones en la discusión
sobre lo que ocurre en nuestro país, son muchos los venezolanos que se hacen
solidarios con conceptos que emiten comentaristas, opinantes y lideres políticos
extranjeros, quienes, en el juego político, atacan todas las acciones que toman
quienes, quiérase o no, son nuestros representantes en el espectro
internacional. Olvidan que los gobernantes de nuestro país están allí por la
desidia de nuestros lideres políticos, quienes en su lucha por
“posicionamiento”, ladinamente promovieron la errática abstención y luego
pidieron a otros países “amigos” que calificaran el proceso electoral como
“ilegitimo”, olvidando que el voto es la forma constitucional como se ejerce la
soberanía. Pero de mayor gravedad es que traten de engañar al ciudadano común,
haciéndole creer que ese renacer del venezolanismo extranjero es una acertada
política nacionalista. Por fortuna, y esperemos que no sea solo un soplo de
esperanza, hemos oído el discurso de la Comisión del Acuerdo de Barbados, la
que nos llena de esperanza al convencernos de que existe la buena voluntad para
hacer el proceso electoral de este año en paz.
De mayor gravedad en la situación es la torpeza de muchos
venezolanos en el exterior, quienes, al percibir algún rasgo de mejoría en
nuestra economía o gobernanza, montan la onda y lanzan piedras para el fracaso,
como si se sintieran heridos por su errático pensar. Olvidan, que aquí en el
país viven muchos venezolanos, que por muchas validas razones no se fueron y
sufren las de “San Quintín” para sobrevivir y alimentar la esperanza, que, por
fortuna y gracia de Dios, se van superando; a pesar de las maldades imperiales
que nunca cesan.
Algunos piensan con optimismo, que “la solución venezolana está
en el norte”, pero otros pensamos que es todo lo contrario, el norte es el
mayor responsable de la gravedad de la situación. Los que hemos vivido en la
generación transformadora de los Siglos XX y XXI, hemos acentuado el decir
histórico de que Venezuela ha vivido un perverso y rancio militarismo desde el
inicio de la república después de su separación de la Gran Colombia, el que
hemos calificado de sinóptico; militarismo que ha convivido por mucho tiempo y
por conveniencia política, que luego del pasado reciente, después de la derrotada
incursión castro-comunista; pervivió con la democracia a partir de 23E58, que a
decir de versados historiógrafos del modernismo, pudo consolidar un gobierno
que luchó hasta derrotar el guerrillerismo “intelectual” comunista, hasta que
en 1998 sobrevino el régimen del "comandante eterno”, quien aliado con los
anti políticos “ingenuos”, promovieron el morboso y estúpido “socialismo del
siglo XXI”. Ese de la “revolución que vino para quedarse”, pero que, sin gases,
bombas ni virus, logró la mayor decadencia económica que haya conocido el mundo
cívico y civilizado.
Y hoy, como lo hemos repetido, esa perversión se ha incrementado
con la estupidez de opositores, que, con las ansias del poder partidista
transformado en oposición engañosa, logró dividir la UNIDAD que se logró
consolidar hace algunos años, llegando al extremo de promover la abstención con
el fundamento de un fraude electoral, que obviamente, dio fuerza y mantuvo a
los gobernantes contra quienes luchan con la fábula del dragón invencible que
en realidad es una minoría que obviamente en decadencia.
En realidad, y ojalá termine, surgió lo que llamamos la
“diatriba opositora”, que no es más que un maremágnum de engaños que urge disolver
para poder reconquistar la clara y verdadera democracia, que es imposible
lograrlo continuando con el engaño de los líderes opositores, que desde hace más
de una década impulsaron el cambio fundamentado en la acción de fuerza. Esa
acción que fue propuesta mediante engaños jurídicos cimentados en equivocadas
interpretaciones constitucionales; y cuando hablo de diatriba, me remonto al
estudio de los cínicos griegos, y en especial, al cínico Bión
de Borístenes, quien empleó la ironía para burlarse de los hombres y sus
debilidades, de donde nace la idea de la diatriba como discurso agraviante y
sarcástico. Sin dudas, creo que podemos asimilar el concepto al actual discurso
opositor, cuyo propósito, como los cínicos, solo ha servido para un ataque
político de pura crítica y protestas, y un reclamo por la consolidación del
pronunciamiento de países latinos y europeos, pidiendo “un proceso electoral
libre”, sin impulsar el verdadero poder del voto.
Sin dudas, la situación política es compleja, y en bien de la
democracia en paz que lograremos, debemos desenredar la madeja de la desidia
para entender ¡la grave situación política de Venezuela!