Foto: Imagen REFERENCIAL de la sede de la UNES, por cortesía de
Forcaracaslover
NUEVO MODELO POLICIAL. Por: Sammy Landaeta Millán.
En diciembre de 1999, mientras con tristeza y angustia nos solidarizábamos y apoyábamos a los afectados por el deslave, en el Estado Vargas, el gobierno nacional, solo le preocupaba la aprobación en referendo, de la nueva Constitución, que entre otras innovaciones, cambiaba la denominación del Estado como República Bolivariana de Venezuela. Con el tiempo, el documento en cuestión, deja mucho que pensar en su legitimidad, derivado de las trampas electorales en Venezuela, cuestión que se traduce en la existencia de severas dudas de su aprobación, por parte del pueblo venezolano.
La “constitución bolivariana”, como se le conoce, luego de su promulgación, también tiene indicios de falta de autenticidad. Sus diversas versiones lo confirman y el argumento constante de mostrarla, como guía forzosa de “estricto cumplimento,” nos conduce hacia un Estado totalitario. En sus postulados, se ordena la activación de un cuerpo de Policía Nacional, que hoy luego de siete años de ejercicio ineficiente del proceso revolucionario, se busca implementar recurriendo a una formula mágica, de consulta popular.
Evidenciamos que quizás la activación de un “nuevo modelo policial” es necesario para la supervivencia del régimen revolucionario, pero no para satisfacer las necesidades urgentes de preservar la integridad física de los ciudadanos y garantizar integralmente la seguridad, de sus propiedades y bienes particulares, dentro el Estado Venezolano. Lo cierto es que se necesita un cuerpo de “control civil” que obedezca a un mando centralizado desde el Ministerio del Interior y Justicia (MIJ) y una ejecución descentralizada de gendarmes que cumplan ciegamente las políticas y los designios de una nueva “elite militar corrupta” enquistada en la administración pública.
La esencia del establecimiento de un “nuevo modelo policial” aupada por el MIJ y la Comisión de la Ley de Policía Nacional de la Asamblea Nacional, no debería estar dirigida a pulsar la opinión del venezolano para que respondan “como le gustaría que fuese su policía” sino que “necesidades básicas se deben satisfacer” en materia de prevención, para proporcionar una verdadera seguridad integral, acorde con principios de actuación y observación del respeto a los derechos humanos. Tal vez, el modelo policial actual, esté por demás fatigado, pero luce mucho más agotada, la voluntad política del régimen revolucionario, para resolver lo altos índices de inseguridad en todo el Estado Venezolano.
No aceptamos que para tratar de contribuir con una “supuesta seguridad,” se sesgue la acción hacia “un control social revolucionario” que seguramente se materializará en perjuicio o detrimento de los opositores al régimen de bandidos que desde un sector de la izquierda, han aderezado un bandolerismo revolucionario en Venezuela.
Recordemos que ni partidarios ni nuevos adversarios al régimen, han querido solucionar el problema de inseguridad. En el año 2001 nos entrevistamos con el Dr. David de Lima, Gobernador del Estado Anzoátegui y le manifestamos nuestra preocupación por las acciones descontrolada de la policía del Estado en cuestión. Lo hicimos, ya que en la dirección estaba el coronel (GN) José Morales Morales quien presuntamente, acumulaba imputaciones por ser jefe de una banda de robo de vehículos, tener antecedentes por maltrato físico e intento de asesinato y por otra parte, los fondos la partida de los servicios no personales, destinados a satisfacer las necesidades de materiales, uniformes, botas y hasta las ordenes de combustible para patrullas, se agotaban rápidamente. Nunca había nada, y la policía harapienta, mal dotada y mal calzada se transformó en una un brazo ejecutor de una "justicia de asesinatos," a mansalva. Al tiempo, la dirección de ese cuerpo no podía frenar la delincuencia policial, el dolo, el robo, la matraca y el reparto del botín de lo recuperado en los procedimientos.
En el proceso revolucionario, las policías, nunca han respetado el derecho a la vida. Diversas personas señaladas como delincuentes comunes, fueron asesinados o ejecutados sin ninguna respeto u observancia de los derechos humanos. Simplemente se le aplicó la pena de muerte en “dudosos enfrentamientos” o se calificaron como “ajustes de cuentas entre delincuentes.” por referir algún caso. El país nacional ha sido víctima de los atropellos policiales y la proliferación de “grupos de exterminio” que desde la pionera, Policía del Estado Portuguesa ha degenerado en un “sicariato policial,” sin precedentes. Prueba de ello también lo constituyen la acción de los cuerpos policiales del Estado Guárico, Falcón y los diversos atropellos y muertes constantes a manos de la Policía del Estado Táchira. ¡El desgobierno nunca ha tenido ninguna voluntad de frenar nada!
Es un hecho evidente que con los ajustes necesarios, las policías regionales y municipales podrían cumplir su cometido bien asistidas en principios, valores, dotaciones, sueldos y capacitación integral, para el control del orden publico con mando civil en forma descentralizada. Pero esto se ha transformado en una vulnerabilidad para los instigadores de la implantación del Comunismo en Venezuela. Han perdido el control de actuación, porque no pueden subyugar la voluntad de algunos de sus miembros para atropellar a sus semejantes.
¿De que Nuevo Modelo Policial, se hablará? No olvidemos que el desgobierno bolivariano, en cuestiones de orden publico, ha recurrido al despliegue constante de la Guardia Nacional, la militarización de ciudades, con tropas del Ejército Venezolano y las actuaciones envolventes de la DISIP y la DIM. ¡Que más modelo revolucionario que ese!
Cita: “Para formar un Gobierno estable se requiere la base de un espíritu nacional, que tenga por objeto una inclinación uniforme hacia dos puntos capitales, moderar la voluntad general y limitar la autoridad publica”
Simón Bolívar.
Coronel (Av.) Sammy Landaeta Millán
C.I. N° 3.441.697
Email: sammylan@yahoo.es
Caracas, 21 de septiembre de 2006