La Guardia Nacional, siempre representó un obstáculo para el avance del Comunismo en Venezuela. Sus múltiples formas de actuación en el resguardo de fronteras, control de puertos, aeropuertos, aduanas, vigilancia costera, comandos anti drogas, anti secuestro, orden público y otros, constituían el soporte de Seguridad del Estado, para negar la actuación o intervención de grupos sediciosos, de carácter nacional o extranjeros.
La dificultad que representaba la GN para la “permeabilidad del país,” constituyó la base fundamental para que el régimen revolucionario, en sus inicios, concibiera un plan para “desaparecerla.” Pero a la larga, le resulto más fácil, desprestigiarla y destruirla moralmente. Esta intención, no ameritó mucho esfuerzo, ya que consiguió eco en la complicidad y traición de algunos de sus miembros, que sobre la base de cargos, grados, prebendas, proyección y “manos libres.” La convirtieron en el elemento con mayor carácter represor y opresor de los adversarios, al “proceso bolivariano y revolucionario”
Se autorizaron compras de pertrechos, y no se escatimó en adquirir un equipamiento desmedido para contrarrestar “alteraciones del orden público.” Ahora su nueva misión era frenar la acción de aquellos que asumían el derecho a manifestar en contra de las atrocidades de la satrapía, que comanda el usurpador de la presidencia de la República Hugo Chávez Frías. Sus comandantes generales, partiendo de la sagrada premisa de conservar el “orden interno,” se convertían en cómplices de la entrega de la Patria e instrumentaban la pérdida de la imagen de una Institución ¿Comunistas audaces?
De alli observamos, un conjunto de Generales, que permitieron la politización y la penetración ideológica de esa organización castrense. Ellos deben responder ante el país, en su oportunidad, por su traición. Se pueden señalar como responsables a los G/D (GN) Francisco Belisario Landis, G/D (GN) Eugenio Gutiérrez Ramos, G/D (GN) Jesús Villegas Solarte y G/D (GN) Marco Rojas Figueroa. A este último, como comandante del Regional N° 5, con sede en Caracas, se le señala de estar presuntamente implicado, en no detener un posible ataque a sus tropas. Permitió que el grupo paramilitar “Carapaicas” ametrallara un autobús con efectivos de la GN que se dirigían a prestar seguridad en el evento opositor denominado “El Catiazo,” estando en conocimiento del atentado. ¡Que falta de pundonor!
El 22 de octubre de 2005 al conmemorarse 3 años del pronunciamiento de los “militares en Altamira,” nos correspondió presentar en la plaza Francia al señor G/D (GN) Germán Varela Araque, ex Comandante General de la Guardia Nacional. En su intervención hizo gala de ser un venezolano auténtico, patriota e institucionalista. En él vimos, a un oficial de incuestionables virtudes morales, profesionales e intelectuales, que esquematizaba las acciones inauditas de la GN. En su denuncia pública expresaba, su honda preocupación al ver desmoronarse una institución, construida por la abnegación y sacrifico de diversas generaciones de venezolanos. ¡Un insigne Guardia Nacional!
Dos días después asistíamos a sus exequias en el panteón de los ilustres servidores de la patria de la GN, en el cementerio La Guairita. Allí la acción del régimen de bandidos, no se hizo esperar. Al realizarse la lectura de una carta que el insigne General, envió a su hijo el Subteniente (GN) Germán Varela, en ocasión de su graduación; plasmada en sus memorias. Un Teniente Coronel de la Guardia Nacional de apellido Álvarez, quien comandaba la agrupación de honor, que incluía cadetes de la EFOFAC, sin respetar el lugar, amenazó con retirar las tropas, si se seguía leyendo el libro. ¡Increíble!
El homenaje póstumo de su promoción, a ese servidor público con vocación y trayectoria intachable, era interrumpido por ese “comandante revolucionario.” Varias personas reaccionamos diciéndole: ¡Llévese sus tropas! Optó por no hacerlo. Quizás intentó no rendir los honores correspondientes a un oficial general ex comandante de la GN, pero que en otra ocasión, el régimen lo autorizó sin miramientos, para honrar la memoria revolucionaria del fiscal extorsionador, Danilo Anderson. En la mente de deudos, compañeros de Fuerza, de promoción y amigos en general, se internalizó el bochornoso evento protagonizado por: “Alvarito,” como se le conoce. ¡Debemos tenerlo en cuenta!
Los atropellos y los eventos de lucha cuerpo a cuerpo contra la sociedad civil, se ha escenificados por voluntad de los “nuevos guardias nacionales.” En cada lugar de nuestra geografía, quedaron escritos los nombres de los opresores. Las acciones de la GN durante las intervenciones de la Empresa Panamco relacionan el brutal atropello de Elba de Diamante, con su responsable el G/B (GN) Luis Felipe Acosta Carles, actual gobernador del Estado Carabobo. El desmedido ataque utilizando el poder militar y policial contra los habitantes de la Urbanización los Semerucos, en Punto Fijo, Estado Falcón, para desalojar a Haydee Irausquín, responsabilizan al Cnel (GN) Castor Vicente Pérez Leal, hoy General de División comandante del Regional N° 3, en Maracaibo, Estado Zulia.
No podemos olvidar la muerte de Evangelina Carrizo, donde se imputa directamente al Subteniente (GN) Ranzor Bracho, quien es observado en los videos, disparando una pistola 9mm. Ahora es exculpado y se le imputa el hecho al Subteniente (GN) Juan Carlos Casañas, quien argumenta haber estado de servicio en el cuartel. Y tampoco las denuncias, que señalan la inclusión de infiltrados cubanos para la vergüenza de la otrora combativas FAC, transformadas en un componente de la FAN, bolivariana y revolucionaria. Sus atropellos representan hoy una huella indeleble, en la memoria de un pueblo por las innumerables víctimas, a manos de la GN. ¡Que lástima!
Otros eventos lo constituyen la acción desmedida de la GN en contra de manifestantes en la Avenida Libertador el 27 de febrero del 2004, donde resulto atropellada la abogado Elinor Montes. Este acto, por la fecha y lo brutal del atropello fue denominado el “Caracazo revolucionario.” Condenamos las acciones que por obra de algunos miembros de la GN, han tenido que soportar las esposas, hijos e hijas, familiares y amigos de los oficiales de la GN, detenidos. Antiguos ayudantes, jefes del Estado Mayor de unidades, compañeros y hasta compadres, han asistido a retirar los vehículos, los han sometidos a requisas carcelarias o allanamientos. ¡Que falsos, diría la señora Betty de Rodríguez!
Insólito fue el atropello cuando el “adalid revolucionario,” G/B (GN) Jesús Villegas Solarte ordenó lanzar bombas lacrimógenas, contra un grupo de oficiales de la GN, disidentes de la Plaza Francia de Altamira, en PDVSA Chuao. Poco después fue ascendido a Divisionario e investido como Comandante General, pasado a retiro y designado viceministro de Seguridad Ciudadana y recientemente reincorporado a la FAN como miembro del Estado Mayor del Comandante en Jefe de la FAN. ¡Guardias contra Guardias!
Las actuaciones de la GN en detrimento de los Derechos Humanos, (por voluntad de los gendarmes del Comando General, al servicio del régimen), la llevan al “banquillo de los acusados.” Utilizar peinillas y bombas lacrimógenas; portar granadas, fusiles, pistolas y ametralladoras e incorporar tanquetas y helicópteros artillados, en cuestiones de control de orden público, es alevoso. Ninguna acción, podrá borrar, la mala imagen que conservan en su mente, innumerables venezolanos. La “obediencia ciega” de sus comandos, a un orate con vicios de cambios sociales, mediante opresión e ideologización; apuñaló a la GN.
Hoy, otra nube negra se cierne sobre la Guardia Nacional, la activación apresurada de la Policía Nacional. Esa maniobra netamente electorera, no opacará la inseguridad reinante en todo el territorio nacional, ni mucho menos el atropello, las arbitrariedades, ni las victimas de la acción desmedida de los gendarmes del proceso revolucionario y bolivariano. Las policías estadales, distritales o municipales con la debida instrucción y entrenamiento, están en capacidad de acometer las verdaderas acciones de control policial, sin que los jefes se roben los recursos, pero pretender crear, un nuevo cuerpo policial con mando cívico político, desde el Ministerio del Interior y Justicia, es inaceptable. En esencia sería un elemento represor “cívico-militar, revolucionario” que ostentaría un “poder civil supremo,” en el ámbito nacional. Asumimos que en la actualidad no es necesaria una Policía Nacional ya que de activarse actualmente, a futuro, podría colisionar severamente, con las funciones inherentes a la Guardia Nacional de Venezuela.
Las policías están formadas bajo la óptica de actuación de control del orden público y los componentes de la FAN, lo prevén solo en caso de extrema contingencia. Pero debemos estar consientes que a pesar de ser producto de la denominada IV república, la actuación permanente de los comandos de Seguridad Urbana, pende como una espada de Damocles, en la propia Institución.
Al establecerse un nuevo gobierno en Venezuela, la materia del desvío institucional de la GN, será objeto de un amplio debate nacional. Dudamos mucho que el pueblo venezolano, permita que una elemento castrense en forma de componente militar, actúe en contra de la población civil con premeditación, alevosía y ensañamiento ideológico-político. ¡La Guardia Nacional, podría desaparecer!
En el presente, las diversas funciones de la GN y su distribución en todo el territorio nacional planteen una alternativa de solución para su sobreviviencia, en contraposición a la activación de la Policía Nacional. La misma estaría en darle un carácter de cuerpo armado de policía mixta de control civil y militar, dependiente del Ministerio de la Defensa. Se necesitará mucha prudencia para acometer los cambios. Quizás, con al activación de la Policía Nacional se esté colocando el hito histórico de la desaparición de la Guardia Nacional. ¿Consolidará el régimen revolucionario, su antiguo cometido?
Cita: “Audacia en el plan y prudencia en la ejecución”
Simón Bolívar
Coronel (Av.) Sammy Landaeta Millán
Caracas, 04 de octubre de 2006.